sábado, 27 de diciembre de 2008

"Declaración del Milenio: ¿Erradicación de la Pobreza?"



Tratar de poner fin a temas tan complejos como lo es la pobreza en la cual muchos países y personas que los componen se encuentran actualmente, no es fácil, y menos dándonos cuenta de la situación mundial actual en la que nos encontramos, donde cada vez más con mayor fuerza estamos insertos en una sociedad la cual da énfasis en lo material como primera fuente de éxito y en la acumulación de dinero como forma de felicidad. En este sentido, la Declaración del Milenio dictada el 13 de Septiembre del 2000, da a conocer nuevas propuestas para poder erradicar de una vez la pobreza, con el fin de que al año 2015 podamos encontrarnos en una situación mundial en la cual exista la mitad de pobreza por país a la que actualmente nos vemos enfrentados. “No escatimaremos esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños, de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema, a la que en la actualidad están sometidos más de 1.000 millones de seres humanos. Estamos empeñados en hacer realidad para todos ellos el derecho al desarrollo y a poner a toda la especie humana al abrigo de la necesidad… Resolvemos, en consecuencia, crear en los planos nacional y mundial un entorno propicio al desarrollo y a la eliminación de la pobreza.”(1). En este sentido, las principales propuestas planteadas por la Declaración del Milenio van enfocadas hacia “…la buena gestión de los asuntos públicos en cada país. Depende también de la buena gestión de los asuntos públicos en el plano internacional, y de la transparencia de los sistemas financieros, monetarios y comerciales. Propugnamos un sistema comercial y financiero multilateral abierto, equitativo, basado en normas, previsible y no discriminatorio.”(2).
Desde un plano teórico, la Declaración del Milenio supone un desafío muy grande por superar en cuanto a muchos temas, como la protección de nuestro entorno, desarrollo sustentable, etc. pero en la actualidad podemos denominar a la pobreza como un problema que desde hace muchísimas décadas viene siendo preocupante, y que aún, con esfuerzos de parte de muchas organizaciones y países por tratar de erradicarla lo más posible, no podemos lograrlo. Entonces, ¿de qué nos sirve hacer declaraciones en las cuales se trate de establecer estrategias de acción para poder eliminar la pobreza, si nosotros no somos capaces de darnos cuenta de los principales factores que aquejan a las sociedades? Lamentablemente, hemos fracasado en el intento. Por más que nos decidamos a llevar a cabo planes de acción con el fin de mejorar y revertir esta situación, debemos partir por un cambio social que nos haga tomar conciencia acerca de qué es lo que realmente está pasando en nuestro mundo y en nuestra sociedad, más allá de tomar decisiones desde un plano teórico, los cuales, no dejándolos en menos, son una primera muestra de conciencia por parte de las autoridades por tratar de dar solución a este problema social. “Los progresos económicos han liberado a centenares de millones de la extrema pobreza, pero han dejado de lado a otros centenares de millones más. No sólo en África sino en muchas partes del mundo, los objetivos de desarrollo del Milenio no se habrán logrado para el año 2015 si no se adoptan más medidas ni se producen intervenciones con un propósito definido”(3). Es básicamente a esto lo que va enfocada la nueva toma de conciencia que debe partir desde nosotros, siendo más partícipes de esta realidad social que no nos puede dejar ajenos de todo razonamiento y acción.
Por desgracia, muchas de las naciones las cuales están comprometidas con la erradicación de la pobreza a la mitad de la cual existe actualmente, han cometido muchos errores que han hecho que este ideal o meta a seguir pueda verse estancada. En primer lugar, no se ha dado un auge progresivo y que tenga significación con respecto a este tema, ya que los asuntos públicos y mejoras en cuanto a la pobreza, en el caso de Chile, no son de exclusiva responsabilidad del Estado, y se otorgan a organizaciones externas a éste, delegando la responsabilidad social que la pobreza requiere. Son muy pocas las estrategias de acción que en el ámbito nacional se han llevado a cabo en torno a este problema, y la situación actual lo requiere con mayor fuerza que nunca, ya que la pobreza ha llegado a lugares donde antes no era posible verla y cada vez ha ido evolucionando con mayor crudeza. En nuestro caso, el primer intento por poder llegar a un claro intento de solución de la pobreza parte por tomar acciones concretas por parte del Estado para poder comenzar a planear estrategias que nos puedan llevar a un conocimiento más acabado, y por ende, mejores soluciones para atacar este problema social. “La pobreza, como problema social, es una herida profunda que contagia cada dimensión de la cultura y de la sociedad. Incluye un bajo nivel sostenido de los ingresos de los miembros de una comunidad. Incluye la privación de acceso a servicios como educación, mercados, sanidad o posibilidad de tomar decisiones, y también la falta de prestaciones comunitarias como agua, alcantarillado, carreteras, transportes y comunicaciones… La pobreza, y especialmente los factores que contribuyen a su existencia, es un problema social, y su solución también es social”. (4) “Una simple transferencia de fondos, incluso si es para las víctimas de la pobreza, ni la erradicará ni la reducirá. Solamente aliviará los síntomas de la pobreza a corto plazo. No es una solución verdadera. La pobreza, puesto que es un problema social, pide una solución social. Esta solución es la supresión clara, consciente y deliberada de los factores más importantes de la pobreza”. (5).
A pesar de que en el caso de nuestro país la pobreza toma una suma importante del total de la población, existen lugares del mundo donde la pobreza alcanza niveles altísimos, como lo es en el caso de África, continente que se ha visto abatido durante muchas décadas por el tema de la pobreza, la cual llega a tasas muy altas de mortalidad, insalubridad, enfermedades como el VIH, etc. En este caso, la pobreza de este continente se debe a factores que influyen en lo histórico, es decir, son muchos los procesos que han ocurrido ahí que hacen que este continente no pueda surgir de la pobreza. En este sentido, la declaración del Milenio pone mucho énfasis: “Apoyaremos la consolidación de la democracia en África y ayudaremos a los africanos en su lucha por conseguir una paz duradera, erradicar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible, para que de esa forma África pueda integrarse en la economía mundial. Decidimos por lo tanto: Apoyar plenamente las estructuras políticas e institucionales de las nuevas democracias de África, Fomentar y mantener mecanismos regionales y subregionales de prevención de conflictos y promoción de la estabilidad política, y velar porque las operaciones de mantenimiento de la paz en este continente reciban una corriente segura de recursos, Adoptar medidas especiales para abordar los retos de erradicar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible en África, tales como cancelar la deuda, mejorar el acceso a los mercados, aumentar la asistencia oficial para el desarrollo e incrementar las corrientes de inversión extranjera directa y de transferencia de tecnología, Ayudar a África a aumentar su capacidad para hacer frente a la propagación de la pandemia del VIH/SIDA y otras enfermedades infecciosas”. (6). Adoptar medidas para hacer frente al problema social de la pobreza, parece ser un desafío muy importante en las sociedades actuales, y más aún, darnos cuenta de la necesidad urgente que ésta supone para el mundo entero, con el fin de una vez por todas alivianar el dolor de tanta gente que se encuentra inmersa en esta realidad, en la cual muchas veces las posibilidades de poder escapar se ven opacadas, siendo así un círculo cerrado en el cual la vía de escapatoria no se encuentra en el sólo hecho de recibir ayuda, sino más bien poder salir de una vez de esa realidad social. Es tarea de todas las Naciones y Estados del Mundo hacerle frente a este problema, pero no sólo llevándolo en el plano escrito, sino mediante estrategias y planes de acción que sean eficientes para poder solucionar esta realidad social, ya que no nos podemos quedar a un lado de este problema que aqueja a cientos de millones de personas en todo el mundo, lo que hace necesario nuevas lecturas acerca de este problema, y soluciones concretas para acabar con la pobreza en todo el mundo.


BIBLIOGRAFÍA

(1) ASAMBLEA GENERAL NACIONES UNIDAS, Declaración del Milenio, El Desarrollo y Erradicación de la Pobreza (en línea); Septiembre 2000. Disponible en: http://www.un.org/spanish/milenio/ares552.pdf

(2) ASAMBLEA GENERAL NACIONES UNIDAS, Declaración del Milenio, El Desarrollo y Erradicación de la Pobreza (en línea); Septiembre 2000. Disponible en: http://www.un.org/spanish/milenio/ares552.pdf

(3) DEPARTAMENTO DE INFORMACIÓN PÚBLICA DE LAS NACIONES UNIDAS, Más impulso para poner fin a la pobreza: Tendencias positivas y nuevos compromisos – pero hace falta más para lograr estos objetivos de desarrollo. (en línea); Agosto 2005. Disponible en: http://www.un.org/spanish/summit2005/presskit/developmentpoverty.pdf

(4) BARTLE, Phil; Los cinco principales factores de la pobreza; factores, no síntomas. (en línea), Última actualización 27.11.2008. Disponible en: http://www.scn.org/mpfc/modules/emp-povs.htm


(5) BARTLE, Phil; Los cinco principales factores de la pobreza; factores, no síntomas. (en línea), Última actualización 27.11.2008. Disponible en: http://www.scn.org/mpfc/modules/emp-povs.htm


(6) ASAMBLEA GENERAL NACIONES UNIDAS, Declaración del Milenio, El Desarrollo y Erradicación de la Pobreza (en línea); Septiembre 2000. Disponible en: http://www.un.org/spanish/milenio/ares552.pdf

sábado, 20 de diciembre de 2008

"Analizando la sistematización: Utilidades y Críticas en el proceso metodológico"



Para poder comprender la complejidad del término sistematización y su pronta aplicación al Trabajo Social, es necesario poder hacer una aproximación a este concepto con el fin de esclarecerlo. En primer lugar, debemos tomar en cuenta que la sistematización como tal posee más de una definición para poder designarla, esto se debe principalmente al problema que ha entablado la sistematización como parte del desarrollo de la investigación en Trabajo Social, además del planteamiento de cómo conocerla y llevarla a cabo. Existen diversas posturas acerca de qué es sistematizar; algunos autores se refieren a este término como forma de producir conocimiento científico; por otra parte, otros autores se refieren a éste mismo como un fenómeno que se alcanza al conceptualizar la práctica, desde un punto de vista mas empirista, sin llegar a producir conocimiento científico de segundo orden. A modo de ejemplo, “Quiroz dice que la práctica de la sistematización no ha logrado aún una fundamentación teórica sólida, y que esto se expresa en la diversidad de intenciones y actividades que se cobijan bajo este término: desde informes ordenados sobre aspectos particulares de una práctica, hasta intentos de aportar en el plano teórico” (1). A raíz de este párrafo, podemos entender y verificar la complejidad que este término supone, debido a no poseer una fundamentación sólida, y que aún se encuentra en construcción para poder llegar a algún tipo de consenso. Dentro de este contexto, para poder determinar las diversas definiciones y acepciones que surgen en relación al término de sistematización; mostraremos dos definiciones que nos dan una explicación acerca de este término; mostrando de cierta manera las diversas perspectivas que surgen desde este concepto. “La sistematización es un proceso de reflexión que pretender ordenar u organizar lo que ha sido la marcha, los procesos, los resultados de un proyecto, buscando en tal dinámica las dimensiones que pueden explicar el curso que asumió el trabajo realizado”(2) , y por otro lado, “Interpretación crítica de una o varias experiencias que, a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso, los factores que han intervenido en él, cómo se han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo”. (3)Podemos atribuir el origen de este término, básicamente a “la preocupación de los profesionales que trabajan con grupos sociales en la ejecución de proyectos o programas que buscan contribuir a mejorar las condiciones de vida de esos grupos”, (4) por lo que podríamos decir que este término es atribuido a profesiones tales como el Trabajo Social, siendo una herramienta primordial en la labor profesional, y que en conjunto con diversos procesos de análisis, toma relevancia en la forma de analizar y complejizar la realidad social que se estudia.Al igual que en poder definir a la sistematización, existen complicaciones a la hora de poder definir sus características principales. Como un primer modo de acercamiento a la sistematización, podemos rescatar las siguientes ideas o postulados: “1) Un proceso en construcción, 2) Interesa tanto el proceso como el producto, 3) Proceso abierto a las aportaciones y el desarrollo del grupo, 4) Nos ayuda a descubrir la lógica con la que ese proceso, así como la actividad que se sistematiza, se llevó a cabo (factores, relaciones, etc” .(5)..Según un criterio personal, la sistematización abarca mucho más que un mero procedimiento empírico con el fin de llegar a un conocimiento teórico, ni se trata de ordenar o agrupar ciertos datos con el fin de llegar a ciertas experiencias acerca de una determinada realidad, sino más bien, es la suma de estos dos anteriores conceptos, con el fin de lograr un conocimiento más integro y con más ámbitos para abarcar, con el fin de lograr una colaboración total entre lo teórico y lo práctico.En este sentido, ¿Para qué nos sirve sistematizar? “Para tener una comprensión más profunda de las prácticas que se realizan con el fin de mejorarlas, para compartir con otras experiencias similares las enseñanzas surgidas de la práctica, para aportar a la reflexión teórica, y en general, a la construcción de teoría, conocimientos surgidos de las prácticas sociales concretas”.(6) Con esto nos damos cuenta la importancia que toma dentro de este contexto la sistematización como herramienta de conocimiento que nos puede ayudar a comprender la complejidad de una realidad social. Pero lo complejo de la sistematización no reside sólo en la importancia etimológica que se le pueda atribuir, ni en los diversos enfoques teóricos desde los cuales se pueda abarcar, sino más bien, es el cómo poder generar conocimiento científico a partir de la práctica, de qué forma podemos llegar a conclusiones generales acerca de conocimientos particulares. Esta pregunta presenta muchas dificultades, ya que supone un método inductivo de análisis, el cual muchas veces puede caer en cosas erróneas, ya que muchas veces nos damos cuentaa que por mas que veamos realidades particulares no podremos a partir de esto crear algo general, ya que el estudio de una realidad social por sí es mucho más compleja de lo que uno supone. En este sentido, y desde un punto de vista más filosófico acerca del inductivismo como método de análisis para extraer conclusiones generales y así poder generar conocimiento científico. En este sentido, podemos mencionar para dar un sustento teórico a Karl Popper, filósofo austriaco, en su libro “La lógica de la investigación científica” comienza a plantearse este concepto, donde su máximo postulado es hacer una crítica al inductismo como método de generación de conomiento, ya que es muy difícil poder generar un conocimiento acabado acerca de una realidad a partir de particularidades, ya que nunca se podrán abarcar todos los actores sociales que intervienen en determinada realidad. En este caso, Popper nos da un método por el cual se podrá lograr un conocimiento verdadero sobre una determinada realidad, el método de la falsación, por medio de éste, encontrando alguna refutación o negación acerca de esta realidad que se da por conocida e irrefutable es comprobable una teoría, y por ende, el conocimiento científico. Llevándolo al tema de contingencia para este objetivo, en el plano del Trabajo Social es este el real problema que presenta la sistematización como parte del proceso metodológico de nuestra profesión, que a pesar de que su finalidad máxima no es en cierto lugar ser un objeto de estudio científico, pretender en cierta parte llegar a éste, por medio de la comprobación empírica. “Esto apunta a la imposibilidad de superar el nivel empírico de una práctica por su propia fuerza y dinámica. La práctica reiterada por sí misma, permite generalizaciones ordenadas de fenómenos recurrentes que no deben confundirse con el conocimiento teórico de la realidad… El conocimiento no puede ser neutro, como no puede ser neutral quien lo genera. El conocimiento es un producto cultural que responde a necesidades colectivas concretas con base material. Los objetivos del conocimiento responden a intereses. No puede haber valores absolutos en el conocimiento porque éste variará conforme a los intereses objetivos de las clases involucradas en la acumulación de conocimiento. Por tanto, la producción de conocimiento se orienta a la preservación del sistema dominante.” (7) .Por otra parte, podemos darnos cuenta que la realidad al ser múltiple y con diversos factores que la afectan, no puede ser fácil de investigar, menos aún de sistematizar. Un mismo concepto de una realidad social puede ser muy distinto debido a muchos factores que pueden determinarlo, como son las clases sociales, la cultura, sector económico al cual pertenecen, etc., lo que hace aún más difícil el análisis de ésta. La teoría muchas veces puede ser una herramienta eficiente para poder determinar y complementar un estudio particular, pero en el caso de las ciencias sociales, ésta sufre un proceso de mutación continua, en la cual la historia y los procesos que la constituyen van en constante evolución, lo que complica de manera particular un estudio completo y teórico frente a esto. A estas situaciones debe enfrentarse diariamente la sistematización, como proceso metodológico. Por otra parte, no debemos suponer que la sistematización al ser parte del proceso metodológico se presenta de forma categórica, ya que es parte del proceso de la práctica de los trabajadores sociales. “La sistematización vista como un proceso metodológico, que permite a un promotor de un proyecto social recuperar su relación con la práctica, organizando lo que sabe de ella para darla a conocer a otros, supone que el sujeto piensa y actúa al mismo tiempo y que uno de los resultados de su práctica es incrementar lo que sabe de ella. Podemos entender la acción del trabajador social, como prácticas en las que establece “conversaciones” con los otros (los beneficiarios de su acción), para enfrentar problemas concretos de sobrevivencia y de integración a la sociedad… Por un lado, los trabajadores sociales aportarán sus “propuestas” de trabajo, que no son más que un modo particular de interpretar la realidad para actuar sobre ella, y por otro lado, los participantes interpretarán su propia participación a partir de su propia lenguaje y realidad cultural. Además de entender sus posiciones en las relaciones y contextos sociales, interesa comprender lo que es el proyecto para cada uno de ellos”.(8) En este sentido, la labor del trabajador social en el proceso de sistematización va más allá de una simple interpretación de la realidad social en la cual se están desenvolviendo, sino también, deben ser capaces de escuchar e interpretar a esta misma realidad social desde los propios actores sociales, con el fin de lograr un conocimiento más amplio acerca de todo el sistema complejo que resulta ser la realidad. Además de generar un espacio de relación con otros profesionales acerca de un tema en específico, y comparar resultados sobre una misma investigación, la difícil tarea de actual de la sistematización, tal como se planteaba en un comienzo, consiste en ser capaces de mantener un equilibrio entre lo empírico y lo teórico, y no dejar que cualquiera de estos dos conceptos empape a la sistematización por completo. Si bien la práctica y lo empírico como herramienta de la sistematización constituyen bases importantes para el proceso de conformación de ésta, ya que es llevada a cabo en la misma realidad social llena de multiplicidades de causas y efectos, no pueden ser determinantes para un proceso final de sistematización, ya que la práctica lleva muchas veces a poseer un enfoque muy vago y limitado acerca del conocimiento de una realidad social. Por otra parte, si tratamos sólo de llevar a la sistematización desde un punto de vista teórico, es decir, por medio de postulados y/o teorías, igualmente caeremos en la visión limitada de una realidad, por lo que la tarea primordial de los trabajadores sociales los cuales luchan constantemente por hacer un proceso de sistematización eficiente, es llevar estos dos ámbitos a una esfera que trascienda lo físico o lo constatable, con el fin de que se pueda lograr una sistematización que a partir de un conocimiento acabado sobre una realidad, pueda comenzar a replantearse conocimientos científicos, con el fin de mantener este proceso como uno de los principales dentro del proceso metodológico del Trabajo Social.
Bibliografía

(1) SANDOVAL, Antonio. Propuesta Metodológica para sistematizar la práctica profesional del Trabajo Social. En: “La Sistematización”. Ed. Espacio, Buenos Aires, 2005. 113 p.

(2) Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); Guía Metodológica para la Sistematización (en línea). Honduras; Ed. FAO, 2004. Disponible en:
http://www.grupochorlavi.org/php/doc/documentos/2005/GuiaMetodologica.pdf

(3) Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); Guía Metodológica para la Sistematización (en línea). Honduras; Ed. FAO, 2004. Disponible en:
http://www.grupochorlavi.org/php/doc/documentos/2005/GuiaMetodologica.pdf

(4) Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); Guía Metodológica para la Sistematización (en línea). Honduras; Ed. FAO, 2004. Disponible en:
http://www.grupochorlavi.org/php/doc/documentos/2005/GuiaMetodologica.pdf

(5) ALBOAN. Viendo la Sistematización (en línea) ,Publicado en 2006. Disponible en: http://www.alboan.org/archivos/1viendo.pdf

(6) SANDOVAL, Antonio. Propuesta Metodológica para sistematizar la práctica profesional del Trabajo Social. En: “La Sistematización”. Ed. Espacio, Buenos Aires, 2005. 117, 118 p.

(7) SANDOVAL, Antonio. Propuesta Metodológica para sistematizar la práctica profesional del Trabajo Social. En: “La Sistematización”. Ed. Espacio, Buenos Aires, 2005. 120, 121 p.

(8) SANDOVAL, Antonio. Propuesta Metodológica para sistematizar la práctica profesional del Trabajo Social. En: “La Sistematización”. Ed. Espacio, Buenos Aires, 2005. 129 p.

martes, 11 de noviembre de 2008

"Modelo de Intervención en crisis desde el Trabajo Social: Relación Ética - Desempeño laboral, Críticas y Valoraciones al modelo".


Debemos entender en primer lugar, que el modelo de intervención en crisis, como bien lo dice su nombre, dice relación con situaciones extremas y de riesgo, en lo cual se hace muy necesario una respuesta inmediata frente a estas determinadas instancias. Este modelo de intervención, además, “se basa principalmente en la disminución del estrés, de la presión que padece una persona cuando se encuentra ante un acontecimiento vital que desestabiliza su equilibrio normal, siendo el objetivo ayudarle a reestabilizar y reorganizar dicho equilibrio mediante la potenciación de sus capacidades adaptativas y de respuesta (1). “Los problemas radican en general en situaciones nuevas que el individuo no puede manejar rápidamente con los mecanismos de superación y defensa que el posee en la vida cotidiana”(2)
A partir de toda esta explicación con un sentido más teórico acerca de lo que supone este tipo de modelo surgen cuestionamientos lógicos ¿Cómo poder generar conocimiento certero acerca de los parámetros que pueden definir un momento de crisis? y por otra parte, ¿será efectiva esta forma de intervención en las personas tal como se plantea desde lo teórico? Desde estas dos preguntas podemos extender un debate acerca de cómo crear un conocimiento que nos demuestre realmente lo que sucede dentro de este modelo. Es en este sentido donde existen diversos tipos de visiones que tratan de explicar y dar argumentos de cómo poder abordar el tema de la intervención en crisis. En primer lugar, podemos encontrar a Howard Parad, quien sustenta base de su pensamiento del modelo de intervención en crisis en un aspecto psicológico, la psicología del yo. En segundo lugar, podemos encontrar a Lydia Rapoport, quien dentro de sus estudios señala la importancia de la fase inicial de la crisis como elemento vital para todas las situaciones posteriores. En tercer lugar, podemos encontrar el modelo cognitivo de Naomi Golan, quien además de plantear elementos teóricos desde la base del modelo de intervención, da técnicas concretas de cómo intervenir. Finalmente, dentro de muchos otros investigadores, podemos destacar a O’Hagan, quien basa su pensamiento en la teoría de los sistemas, facilitando así conceptos claramente aplicables a situaciones cotidianas. Por lo general, “todos los autores las clasifican en crisis evolutivas o de desarrollo, y crisis circunstanciales o accidentales. Las primeras corresponden a las etapas sucesivas de la vida, son necesarias para crecer, y por supuesto, inevitables. Las crisis circunstanciales, por el contrario, son debidas a factores contingentes y, por su carácter circunstancial, entran en ellas todas aquellas que la vida depara a las personas por sucesos precipitantes e importantes: enfermedad física, muerte, suicidio, incendio, contrariedades económicas, etcétera” (3).
En este sentido, y debido a la situación actual en la que nos encontramos, son mucho más repetitivos los casos que abarcan este tipo de intervención, los cuales podemos relacionar debido a la rápida vida cotidiana, al ámbito laboral, a las altas metas que la sociedad comienza a imponer, al exitismo como fuente de todo logro, etcétera.
Pueden existir muchos enfoques teóricos de cómo poder intervenir de la manera más efectiva y concreta para hacer de estas situaciones algo mucho más llevadero, pero a pesar de esto, no podemos olvidar la labor ética presente sobre todo en este tipo de intervención. Más allá de poseer ciertos conocimientos teóricos (que por cierto nos ayudan para poder tener un conocimiento más acabado acerca de la materia-objeto), se hace fundamental poseer los elementos valóricos que conforman a un profesional. No sirve de nada tener un conocimiento amplio acerca de lo que trata este modelo de intervención si el elemento ético y valórico no se encuentra presente. La ética en la labor del trabajador social es un elemento constituyente de su actuar profesional, y por ningún motivo debe abandonarse, menos en situaciones como por ejemplo, crisis. A pesar de esto, no podemos desconocer que la ética muchas veces ha sido pasada a llevar debido a las fuertes presiones sociales en las cuales los profesionales deben desenvolverse, teniendo que, en reiteradas ocasiones, abandonar sus principios valóricos por los de la institución en la cual se desempeña, siendo en muchas ocasiones muy distintos a los del propio profesional. A pesar de que estas situaciones se den muy a menudo en el ámbito profesional, es deber del trabajador social ser un agente ético, es decir, llevar a la práctica profesional todos los elementos valóricos de los que se encuentra imbuido con el fin de lograr la manera más ética de enfrentar estas situaciones de intervención, ya que muchas de las personas las cuales recurren a estas instancias se encuentran en estados de vulnerabilidad, por lo que las determinaciones que se toman pueden afectar de manera muy negativa, en el sentido más opuesto de lo que se espera.
Por otra parte, podemos darnos cuenta de que el modelo de intervención en crisis parece ser muy directo y por lo mismo, muy llevado a la realidad cotidiana, pero es así mismo como debe llevarse a cabo su método de intervención. No podemos dejar de admitir que muchas de las situaciones en las cuales se desenvuelven los trabajadores sociales que deben enfrentarse a estas instancias son por lo general, muy fuertes y tensionales tanto para el profesional como para la persona que solicita la ayuda, dándose así una situación bastante compleja: el actuar del profesional debe ser directo, inmediato, y por lo mismo eficiente, con el fin de que esta situación de crisis no evolucione en un aspecto negativo, sino más bien, en algo positivo y beneficioso para la persona atendida. Y es aquí donde se complejiza mucho más esta situación con dos factores que la determinan: por una parte, actuar éticamente de acuerdo con valores de común acuerdo, pero por otro lado, tener que ser eficientes e inmediatos en el actuar. Esta disyuntiva hace aún más tensional y complicada la toma de decisiones, ya que en muchos de los casos, por actuar eficientemente e inmediatamente, el factor ético se deja de lado.
En este sentido, no podemos desconocer otro elemento fundamental en el actuar profesional: el elemento estético. Es en estas situaciones tan complejas e inmediatas donde este elemento debe cobrar un gran sentido, ya que constituye un elemento muy importante dentro de la acción profesional. La manera de intervenir, el trato con las personas que se encuentran vulnerables, la forma en la cual se buscan las soluciones a los diversos problemas que se trabajan en este modelo de intervención, deben ser estéticas, en el sentido de que cada una de las decisiones tomadas vayan siempre acompañadas de un elemento estético que haga de estas una situación mucho más agradable para la persona que solicita ayuda.
A pesar de esto, existen ciertas posturas que cuestionan el actuar del modelo de intervención en crisis, catalogándolo como “asistencialista”, lo cual se refiere a entregar sólo medidas “parche” frente a situaciones que son mucho más complejas. Pero si nos encontramos en situaciones que demandan extrema urgencia, como buscar lo antes posible las mejores soluciones para acabar el momento de crisis, no podemos ser tan categóricos y catalogar a esta técnica de intervención como asistencialista, ya que si no se toman determinaciones en el momento (las cuales muchas veces parten por ayuda material), se puede agudizar aún más esta situación de ansiedad y angustia por parte de las personas atendidas.
En manera concreta, podemos determinar que el modelo de intervención en crisis en el Trabajo Social pasa a ser un elemento muy importante para el actuar del profesional, debido a las situaciones actuales en la que nos encontramos, y donde con mayor urgencia se necesita de estas técnicas de intervención con el fin de alivianar muchas de las situaciones que ocurren diariamente. Pero no podemos dejar de darnos cuenta de que a pesar de parecer un modelo muy eficiente para poder buscar soluciones concretas a problemas concretos, éste posee deficiencias las cuales van enfocadas a un problema más epistemológico acerca de cómo establecer parámetros concretos y tener la capacidad de discriminar a que situaciones poner más énfasis, debido a un estado mas “crítico” que a otras. Hasta el momento, existen diversas definiciones acerca de cómo podemos entender el término “crisis”, pero muchas de ellas nos dan elementos teóricos que por muy técnicos que suenen, no nos dan un parámetro común de que es lo que podemos llamar como crisis. “Otra dificultad que plantea este modelo, y que es señalada por diversos autores, se encuentra en la dificultad de distinguir qué es una crisis y qué no lo es, porque, como hemos señalado al principio, los trabajadores sociales se desenvuelven en contacto con personas en estado de crisis, en tanto en cuanto la demanda de ayuda significa que el individuo (el grupo, la familia o la comunidad) no puede hacer frente por sí solo a sus problemas”(4).
Dentro de este mismo contexto, es de común acuerdo otra crítica a este modelo, la cual refiere a que los diversos enfoques mencionados anteriormente, dan diversos motivos del por qué de estas situaciones, sin llegar a un acuerdo unánime que puede esclarecer la forma más efectiva de intervenir en situaciones de crisis. “Las variantes sistémicas del modelo de intervención en crisis utilizadas en el Trabajo Social destacan en mayor medida la relevancia del entorno del cliente como parte decisiva para entender su situación, que no puede ser entendida sin el conocimiento del funcionamiento de los sistemas en los que éste se encuentra inmerso. Pese a esta visión positiva de las aportaciones del modelo a la metodología profesional del Trabajo Social, otros autores plantean ciertas reticencias y críticas a la utilización de este modelo. .. La crítica que desarrollo Hill se basa en el hecho de que el Trabajo Social no interviene directamente sobre la crisis, sino que interviene más sobre el individuo, para que éste se dé cuenta., comprenda y perciba la situación de la crisis y en definitiva sea capaz de superarla mediante la adaptación. Esta intervención es tildada como de excesivamente estática, ya que el objetivo es el retorno del individuo a un estado deseable de funcionamiento o la restauración de un equilibrio ideal, no hacia el crecimiento, que sería lo más propio del Trabajo Social” (5). En este sentido es donde toma peso lo anteriormente mencionado; las diversas posturas y críticas que se hacen unos a otros acerca de los enfoques sobre cómo abordar este modelo de intervención, hacen aún más complejo el actuar final y por ende, el resultado que se espera, ya que no existe un común acuerdo entre los diversos enfoques sobre el actuar en estas situaciones.
A pesar de las críticas que puedan hacerse a este modelo, podemos darnos cuenta que a su vez cuenta con factores que lo pueden hacer muy eficiente como método de intervención social, dentro de los cuales podemos mencionar, por ejemplo, que el hecho de que sea directo y directivo en la vida de una persona, logra que en muchos de los casos, pueda revertirse la situación desagradable. Por otra parte, “el de atención se centra en el aquí y ahora, con lo que la historia de vida de la persona no es un aspecto importante, sobre todo en los momentos iniciales de la intervención”. (6). Finalmente, podemos destacar otro aspecto importante de este modelo, el cual dice relación con “la total disponibilidad del trabajador social durante la fase de crisis, no permitiendo un período prolongado de estudio y de investigación y el mantenimiento de los contactos dentro del contexto de un horario establecido.” (7).
En efecto, y obviando todas las críticas y valoraciones que se puedan emplear para el modelo de intervención en crisis del Trabajo Social, debemos destacar que como instrumento de ayuda inmediata puede ser una herramienta muy eficaz para poder solucionar diversos problemas que pongan en situaciones de tensión a muchas de las personas las cuales recurren por ayuda. Finalmente, podemos darnos cuenta que este modelo de intervención social es relativamente nuevo, por lo que aún faltan muchos refinamientos que pueden hacerse, pero lo más importante dentro de todos los modelos de intervención que puedan existir, es básicamente cumplir con sus objetivos, y aún más relevante, tratar de ayudar y lograr un estado deseable y confortable para las personas que recurren a pedir ayuda, con el fin de hacer del Trabajo Social una herramienta óptima y eficiente para la materia-objeto de éste.




Bibliografía:


(1): "Modelos y Métodos de Intervención en Trabajo Social", Juan Jesús Viscarret Garro, Alianza Editorial, Año 2007., Madrid. Pág. 130.

(2): "Un enfoque sistémico para la Intervención en crisis en el Trabajo Social", Teresa Zamanillo Peral, Ed. Universidad Complutense, Año 2003, Madrid. Pág. 123. Pág Web: http://www.ucm.es/BUCM/revistas/trs/02140314/articulos/CUTS9393110119A.PDF

(3): "Un enfoque sistémico para la Intervención en crisis en el Trabajo Social", Teresa Zamanillo Peral, Ed. Universidad Complutense, Año 2003, Madrid. Pág. 127. http://www.ucm.es/BUCM/revistas/trs/02140314/articulos/CUTS9393110119A.PDF

(4): "Modelos y Métodos de Intervención en Trabajo Social", Juan Jesús Viscarret Garro, Alianza Editorial, Año 2007, Madrid. Pág. 148.

(5): "Modelos y Métodos de Intervención en Trabajo Social", Juan Jesús Viscarret Garro, Alianza Editorial, Año 2007, Madrid. Pág. 148.

(6): "Modelos y Métodos de Intervención en Trabajo Social", Juan Jesús Viscarret Garro, Alianza Editoial, Año 2007, Madrid. Pág. 147

(7): "Modelos y Métodos de Intervención en Trabajo Social", Juan Jesús Viscarret Garro, Alianza Editorial, Año 2007, Madrid. Pág. 147.